Tras la muerte de mi abuelo, la nostalgia me lleva a hacer ésta serie  fotográfica, “A su recuerdo”.

 

Un señor gruñón que no me dejaba jugar en el patio porque hacía ruido, un abuelo que siempre se sentaba justo a la mitad del patio en su silla blanca y desde ese lugar nos gritaba - ¡mejor jueguen a los mudos!

 

Aquel abuelo que se salía a la calle y desde su puerta se la pasaba viendo el tiempo o aquel abuelo que se   paraba a la mitad de su milpa para verla florecer.  Aquel que le dio sangre de toro a un árbol de ciruelo para que no muriera. El que se paso los últimos días de su vida en su cama por no poder ver ni caminar, el que ahora reposa en el panteón del pueblo junto a sus padres y hermanos. Pero sobre todo, el abuelo que sigue presente en casa, el que nadie olvida y al que ahora conocen a partir de una fotografía.